miércoles, 10 de febrero de 2010

Un Encuentro Furtivo



Antes de iniciar con este post, queria contarles que este post es un thriller, que fue la primera publicacion que postie en este blog, hoy he decidido publicarlo una vez más y espero les guste y recibir sus comentarios sobre esta historia de amor....

Un Encuentro Furtivo

Eran las 2 de la mañana y el padre de Elena golpeaba la puerta de la casa del Doctor del pueblo, un hombre de aproximadamente 33 años, quien había dedicado su vida aunque aparentemente muy corta pero muy fructífera en cuanto a descubrir nuevos tratamientos para las devastadoras enfermedades que acababan con poblaciones enteras.

El Doctor se encontraba dormido, había tenido una jornada de trabajo ardua tratando de salvar vidas que eran presas de la enfermedad que tenia al pueblo en vilo, Andrés salió en cuanto pudo, la premura con la cual era solicitado no podía indicar nada más que algo no tan bueno ocurría en el pueblo costero de Filadelfia.

El abrió la puerta y ante él se encontraba el padre de Elena, un prominente constructor de barcos que había emigrado de tierras lejanas en búsqueda de la felicidad y hoy había construido un imperio de la navegación, había logrado ser profeta fuera de su tierra.

Doctor, mi hija está muriendo, tiene que salvarla.

Que ha sucedido?...... respondió el Doctor.

El padre estaba muy nervioso y no atinaba bien sus palabras, pues su única hija estaba muy enferma y se temía lo peor, el Doctor no lo pensó dos veces y tomó una maleta donde guardaba ciertos utensilios y medicinas y partió junto al padre de Elena.

El camino hacia casa de Elena parecía eterno, luego de unos minutos que parecieron horas llegaron ante la imponente casa.

Adelante Doctor dijo la madre, mi hija se encuentra en su habitación.

Perfecto dijo el Doctor, debo examinarla tan pronto como sea posible.

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Elena era una chica de aproximadamente 26 años, su vida no había sido tan feliz desde que su padre había dedicado partir en búsqueda de días mejores para ellos, había pasado mucho tiempo de aquello, si bien había logrado su objetivo dinero y sostener la familia, esto había generado que su padre se olvide de la familia, por contradictoria que parezca, el padre buscaba la felicidad de su familia sacrificando lo que buscaba.

Ella, una chica que siempre había procurado que su familia esté unida, lo cual muchas veces había generado que se olvide de hacer una vida propia, pues su mayor sueño era vivir feliz con un príncipe azul que se convierta en dueño de su amor virgen que no había sido entregado nunca a nadie, pero los años habían pasado y aquel príncipe no llegaba

Aquel día había salido a dar un paseo sola por el campo, su vida era rutinaria y cuando se cansaba de esto le encantaba ver como los pájaros flirteaban sobre los árboles, y como se enamoran con dulces melodías, imaginaba un día no muy lejano su príncipe azul haría lo mismo.

Aquella tarde había escrito una carta para su príncipe azul, por si no llegaría a conocerlo nunca, había decidido dejar plasmados sus sentimientos como muestra de la espera de aquel amor de siempre, entre letras transcurrió la tarde como siempre, admirando el dulce ritual del cortejo de los pájaros, pero de pronto sintió un profundo dolor en todo su cuerpo, empezó a sentir un fuerte dolor de cabeza y una intensa fiebre, algo malo sin duda estaba pasando y decidió regresar a casa como pudo.

Tan solo llegar a casa Elena se desmayo, su fiebre era muy alta, el padre había ido por el doctor del pueblo.

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El Doctor entró a la habitación, inmediatamente pudo ver a Elena que se encontraba en la cama con un color rojizo en sus mejillas y sus pupilas muy dilatadas, eran síntomas claros de que la enfermedad que estaba matando a cientos de personas ahora había llegado al cuerpo de Elena.

Pero algo no era normal, había sentido una extraña sensación al entrar a aquella habitación y más aun al ver aquella mujer tan hermosa, no se lo explicaba, pero no era momento para preguntas, el tiempo corría y ante sus ojos tenia a alguien que estaba muy mal y debía salvarla.

El doctor la examinó e inmediatamente determinó que el virus que estaba matando a toda la población de la costa era el causante de los males de Elena.

El padre no lo podía creer, no quería perder a su hija y el doctor era su única salvación.

El padre le ofreció una cantidad de dinero que el doctor nunca se imaginó tener, el padre estaba dispuesto a pagar lo que sea por la vida de su hija.

El Doctor no aceptó el dinero pero le prometió al padre que lucharía por salvar la vida de su hija.

La noche fue larga, el doctor le dio muchos jarabes que había preparado, pero las horas pasaban y ella no reaccionaba a la medicina que el doctor le proveía.

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Elena se encontraba en la cama, trataba de ocultar algo debajo su almohada cuando entró el padre con el doctor, inmediatamente sintió que algo dentro de ella le enviaba una señal, pero ella pensó que era la fiebre la causante de tan extraña sensación.

Ella sabía que su padre haría hasta lo imposible por salvarla, que siempre se había preocupado por ella, incluso ahora que su situación era distante, nunca había dejado de preocuparse por la vida de su hija y Elena estaba segura que ahora sería igual.

La fiebre que sentía era tan alta que por ratos sentía desvariar, pero había algo en aquel doctor que hacía que sus dolores mengüen con solo mirarlo.

Sintió que pronto se sanaría, que aquel hombre que estaba junto a ella la salvaría, nunca lo había visto antes, pero sabía que él había llegado para ella, como sus sueños lo había vivido.

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El Doctor había visto morir a muchas personas, su profesión era de mucho sacrificio, pues debía estar listo a toda hora para salvar vidas y así también debía estar preparado para ver morir a personas a las cuales la enfermedad les ganaba la batalla.

El doctor había prometido salvar la vida de aquella chica, que ante sus ojos se presentaba muy débil y delicada pero que luchaba por vivir.

El reloj seguía inexorable su camino, la noche se convertiría pronto en día y los jarabes no cumplían su trabajo y eran vencidos por el virus que con cada minuto debilitaban más a Elena.

El padre caminaba por la habitación, no podía creer que la vida de su hija se esté evaporando, y que su dinero no era suficiente a la hora de salvar la vida de su tan amada hija.

Se recriminaba por no pasar los últimos años con su hija, por dejarse vencer por la ambición y olvidarse que la felicidad de su familia no era la fortuna sino el amor, el tiempo parecía ahora quedar corto para compartir con su hija y no se lo perdonaba.

El doctor temió por la vida de las personas que estaban en la habitación, el virus podía contagiar a toda la familia y no lo podía permitir, pidió que abandonen la habitación y que él se quedaría con ella hasta el final, le prometió al padre luchar hasta el final y que haría todo lo posible para salvarla como horas atrás se lo había prometido.

El padre no podía abandonar a su hija, había jurado siempre estar a su lado y protegerla, el doctor lo intento una vez más, y le explicó que debía precautelar la vida del resto de la familia y que debía abandonar la habitación.

El padre no podía creer lo que estaba pasando, la vida de su joven hija se estaba borrando, aceptó el pedido del doctor y salió.

La casa era muy grande y tenía un cuarto donde los domingos se reunían a pedir a Dios por el éxito de la semana, esta vez la visita al cuarto no era para pedir por el éxito de nada, era para pedir por la vida de su hija.

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Ella se sentía protegida con aquel hombre que buscaba salvar su vida, siempre había soñado con un príncipe azul que la rescate de todo peligro, y este príncipe la estaba rescatando de las garras de la muerte, su corazón le decía que aquel hombre era su príncipe azul.

El reloj marcaba que pronto amanecería y ella sentía que su cuerpo mejoraba, los jarabes que el doctor le había dado de beber estaban cumpliendo su misión, su corazón cada vez se sentía más feliz de ver que su príncipe cumplía con lo que le había prometido a su padre.

A los pocos minutos de la última dosis ella sintió un alivio celestial, la vida seguiría y junto a ella estaría el príncipe azul... pensó.

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El doctor continuó con los jarabes, intentaba todo para salvar la vida de aquella mujer, quien se había convertido sin saber por qué en alguien especial por quien se encontraba luchando intensamente para salvarle la vida.

Días antes había salvado la vida de una mujer que había contraído el mismo virus, y con sus jarabes y conocimientos le había salvado la vida, pero también recordó a un hombre que la semana anterior había muerto sin que los jarabes puedan cumplir con el objetivo.

Con forme fue amaneciendo temía lo peor, Ella no reaccionaba a los jarabes, la vida de la chica se estaba extinguiendo y el no la podía salvar.

El Doctor decidió sentarse junto a ella y esperar a que Dios y los jarabes salven la vida de aquella mujer.

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El padre de ella seguía en la habitación de oración junto con resto de la familia, orando por la vida de su hija, había prometido a Dios donar toda su fortuna, pero pedía a cambio que le regrese la salud a su hija.


La habitación se encontraba llena de la familia y amigos, todos pidiendo por la vida de Elena, quien se encontraba luchando por su vida.


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Elena se levantó de su cama, sentía que todo era diferente, inexplicablemente sintió que flotaba y que el aire que respiraba tenía un olor especial, casi sublime.

A los pocos segundo intento buscar al doctor, imaginó que esta sensación era causada por los jarabes que había tomado para salvar su vida.

Ella miró hacia su izquierda e inmediatamente encontró sentado en el borde de la cama al doctor, el leía un papel que le parecía familiar.

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Al doctor solo le quedaba esperar,

Sentado junto a ella pudo observar un papel junto a la almohada, lo tomó y lo leyó pensando que sería un papel no tan importante, nunca imaginó que aquel papel cambiaria toda su vida.

Años atrás el doctor había pasado por momentos difíciles, nunca había podido formar una familia propia, pues siempre soñó tener una vida de cuento, con una princesa que cuide de él y le permita hacer lo mismo con ella, este sueño se había tornado en un imposible para el, pues la vida no le había sonreído del todo.

Sentado junto a ella sentía algo muy especial, algo que nuca había sentido por ninguna mujer, le parecía muy raro, su corazón como nunca antes con ningún paciente le exigía que debía salvarle la vida a aquella mujer.

Luego de un fugaz recuerdo de su pasado no tan feliz, retomó la carta que había encontrado junto a la almohada.

Estimado príncipe azul.

Sé que existes pues mi corazón no se equivoca, estoy muy segura que estás más cerca que nunca, quiero que sepas que te he esperado siempre y sé que hemos compartido nuestro amor en el pasado, pero en esta vida nuestro encuentro no se ha dado a tiempo, y se nos ha escapado la oportunidad de ser felices y demostrar al mundo que los príncipes y las princesas existen.

Te amo sin haberte visto en esta vida, pero sé que eres un ser especial y de luz, porque Dios en mis sueños me lo ha revelado, siempre te esperé, y aunque muchas veces sentí flaquear, mi corazón se fortalecía imaginando nuestro encuentro único y perfecto.

Príncipe mío, tu corazón y el mío nos guiaran hasta nuestro próximo encuentro, te estaré esperando como lo hice en esta vida, te amo como siempre lo he hecho, con toda mi vida, y le he pedido a Dios que en esta vida que hoy abandono, te cuide y guíe tus pasos como lo haría yo.

Te esperaré en la eternidad amado mío, se que ahora que estás leyendo esta carta sabrás que eres mi príncipe, al que siempre esperé y que soy tu princesa a quien siempre esperaste.

Gracias por salvar mi vida, ahora viviré esperando nuestro encuentro.


Tu princesa
Abril 1840


El Doctor terminó de leer la carta y sus ojos se habían llenado de lagrimas, sabia que aquella mujer era su princesa, su corazón se lo había dicho desde el inicio, se acercó hacia ella, necesitaba salvar aquella mujer, no podía morir, había luchado siempre por encontrar al amor de su vida y no la podía perder ahora.

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Ella entendió, al ver al doctor leyendo su carta, que aquel hombre era su príncipe, que había tratado de rescatarla de las feroces garras de la muerte que se la habían llevado para que espere a su príncipe en una nueva vida.

Elena entendió que había muerto, que había partido, pero la tristeza de dejar este mundo se convertía en la felicidad de saber que aquel príncipe azul con quien había soñado, existía, y que en sus últimos momentos de vida él había llegado para salvarla.

Ella acarició su rostro y besó sus labios y sin más desapareció.

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El doctor se acercó a ella, pero ya era tarde, su piel era pálida, y su pulso había cesado, no lo podía creer, su princesa había dejado el mundo, el tiempo no le había permitido demostrar todo el amor que con el tiempo había acumulado para su llegada.

El besó sus labios y juró en las vidas que le resten por vivir encontrarla para ser felices por la eternidad, te amo le dijo, mientras sentía que una suave brisa acariciaba su rostro y sus labios.

Sabía que era ella que había besado sus labios, la miró y con un te amo que brotó de lo más profundo de su corazón se levantó, sin antes prometerle nuevamente que la encontraría en cada una de las vidas que le queden por vivir….


“Cuando dos almas llegan al mundo para ser una, vivirán todas las vidas que sean necesarias para ser felices y enseñar al mundo que el amor verdadero existe y perdura incluso más allá de la muerte…….”

JALE

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Triste final y a la vez esperanzador, ojalá en la próxima tengan suerte.

Saludos.

Sandra Figueroa dijo...

Fue un placer leer tan bella historia y la carta, maravillosa. Si, el amor verdadero existe y perdura mas alla de la muerte, asi lo creo. Besos, cuidate.

ELILUC dijo...

Oh que bella historia!!! me identifico totalmente con ella, te dire, escribi una novela y su titulo es: Amor Eterno a traves de las Dimensiones, en ella busco y encuentro a ese amor eterno.
Un fuerte abrazo

Mariana dijo...

Gracias por el aporte!!

vuelo de hada... dijo...

Jairo
Paso a agradecerte tu visita en mi blog, no sé como llegaste hasta el pero bienvenido siempre a mi rinconcito.
Te digo algo, increíble tu texto, la trama de la historia es muy hermosa, muy romántica y eso del AMOR después de la eternidad ufff yo también lo creo.
Te felicito me gusto mucho, te dejo un abrazo y te seguiré leyendo.

Jairo Andres Loaiza-Espinoza dijo...

Julia, pues si es verdad es triste el final, yo tambien hubiera querido que no sea asi... y sean felices en esa vida... pero creo que estos personajes en algun momento se van a encontrar de nuevoy seran felices... por que se aman... de eso estoy seguro....
Poetiza... gracias por tu visita... pues si es una historia muy especial para mi... y me alegra que te haya gustado... un beso tambien para vos...

Jairo Andres Loaiza-Espinoza dijo...

Mery Gracias por tu visita... me alegra que te identifiques, y mas aun que crean en aquel amor verdadero por el cual somos capaces de vivir lo que sea necesario contal de estar con ese ser tan especial....
Mariana, gracias por pasar por esta mi casa...
Hada... pues gracias por tu visita tambien, pues te encontre por que el destino quiso que llegue a tu casa.. y me gusto mucho que haya sido asi... gracias por tus palabras de mi post, me han llegado mas aun en el momento preciso... gracias... te leere tambien....
un abrazo.

Alhena dijo...

Se encontraron a tiempo para prometerse una eternidad, tan sólo tienen que seguir esperando para vivir ese amor.

Precioso relato Jairo, muy romántico y tierno.

Un abrazo.

Jairo Andres Loaiza-Espinoza dijo...

asi es Alhena, ellos se encontraran por que ese amor es eterno....
Gracias por tus palabras...
un abrazo.

Anónimo dijo...

Como siempre hermoso lo que escribes,este amor del cual hablas es el mas marvilloso el que trasciende aun a la eternidad,se que se encontraran en otra vida de eso estoy segura ahh y gracias por volver hacer que crea que existen aun los principes de verdad aquellos que te aman hasta mas de esta vida besos mi jairo andre

Jairo Andres Loaiza-Espinoza dijo...

Gracias por tu coment, y gracias por volver a creer en aquellos principes y princesas.... te deseo un excelente fin de semana...

Un beso grande

JALE